Cruzando la raya: ¡YA BASTA!  

“La violencia contra la mujer es quizás la más vergonzosa violación de los derechos humanos. No conoce límites geográficos, culturales o de riquezas. Mientras continúe, no podremos afirmar que hemos realmente avanzado hacia la igualdad, el desarrollo y la paz.”

Kofi Annan, Secretario General de las Naciones Unidas

Estuve por varios minutos esperando mi turno. Camisa blanca, pantalones kaki y pelo recogido. Esperando sin más que mi celular como distracción, no era nada del otro mundo, un análisis de rutina para ver que todo anduviera bien, para tachar una cosa más de la agenda.

Un señor abrió la puerta y mandó al siguiente a pasar, era yo.

Entré, tomé asiento, respondí unas preguntas y empecé a llenar unos papeles con mis datos de contacto. Entonces aquel señor que me sostuvo la puerta, y al que no hice más que asentir con la cabeza y  agradecer se situó a mis espaldas, más cerca de lo que hubiera preferido.

Empezó elogiando mi caligrafía, luego hizo uno que otro chiste malo a los que tampoco respondí.

Saqué mi cédula para terminar de completar el expediente y aprovechó la ocasión para elogiar de forma efusiva mi foto (cosa que no entiendo porque es una verdad a voces que nadie sale bien en esa foto). Me sentía incómoda, mi sonrisa cortes se había convertido en mueca mal lograda. Por un momento pensé incluso que lo hacía para agradarme y que debía acceder a sus comentarios. El joven que me atendía trataba de ignorar al imprudente señor, pero tampoco decía nada, simplemente se limitaba a cumplir con su trabajo.

Entonces, la gota que derramó el vaso:

¡Qué mujer tan bella, dime que no estás casada!. – asintió con un tono de quien está saboreando su plato favorito.

Ya no le permitiría ni una más. La impotencia, la ira y la inconformidad con la situación brotaron por mis ojos mientras entre dientes pedía paciencia. Me voltee y le pedí que se alejara, que su actitud que nunca fue bienvenida ya se estaba tornando en una falta de respeto. Él, como todo macho alpha que piensa y cree que no hacía nada mal me miró confundido y se apartó unos pasos.

Terminé, tomé mi cartera y con un sabor amargo en la boca y un sentimiento asfixiante en el resto del cuerpo salí por la puerta.

Esta también es una forma de violencia, también es una forma de hacernos sentir inferiores, de marcar un territorio ajeno, de ser pisoteadas. Y lo peor: cuantas mujeres se lo permiten; cuantas incluso lo toman como halago y pastillita para subir la autoestima.

Según investigaciones  en la República Dominicana el acoso sexual es un problema de difícil abordaje pues por lo general lo más frecuente es que el problema no sea percibido, ya que culturalmente y en determinados entornos, puede ser difícil diferenciar los tipos de acercamientos.

Necesitamos sentirnos completas, seguras y felices sin que ningún desconocido tenga que venir a sazonarnos palabritas coloridas al oído. Necesitamos poner en su lugar a esos hombres que no conocen sus límites y por falta de educación o exceso de arrogancia creen que pueden actuar a su antojo. De ese tipo de actitudes se derivan muchas formas de violencia que no merecemos. Los límites están para respetarlos y si culturalmente las líneas estan borrosas pues vamos juntos a trazarlas con más fuerza.

¡YA BASTA!

acoso

6 thoughts on “Cruzando la raya: ¡YA BASTA!  

  1. Aidita Bobadilla's avatar
    Aidita Bobadilla says:

    Ejemplo asqueante de una realidad tan diaria y común como la vida. El problema es que como sostienes, muchas veces las mismas mujeres lo permiten como un forma de escalar lo que nos hace ver como si todas fueramos parte del mismo paquete.
    Vivimos en una sociedad machista donde los hombres VALEN POR LO QUE HACEN y las mujeres POR LO QUEDAMOS QUE NOS HAGAN…

  2. Ivanna Read's avatar
    Ivanna Read says:

    Asi es, una situación lamentable que debemos revertir, ya sea poniendo en su lugar hombre por hombre.. Además lo que empieza como un “siemple halago” es lo que se convierte después en una situación que envuelve incluso violencia física. No me sorprende que seamos uno de los país con más alto índice de violencia hacia la mujer, es algo cuyas raices calan incluso la misma cultura. Gracias por su comentario!

  3. Beni's avatar
    Beni says:

    Con todo respeto, si me permiten disentir un poco. Esto no es un asunto de simplemente darse a respetar. Si vemos la historia,  el respeto de los oprimido nunca se otorgó cuando el oprimido lo quiso o lo exigió. Tiene que haber leyes que delimiten y describan lo que es acoso, leyes que efectivamente castiguen ese comportamiento,  no solo al empleado acosador sino sobretodo a la compania para la cual trabaja el acosador. Hasta que no exista una ley asi, y se ponga en practica,  la falta de respeto a la mujer en Republica Dominicana va a seguir. Las raices del patriarcado y misoginia son demasiado profundas en esta sociedad y no van a ceder solo porque pidamos y exijamos. Ponernos todos de acuerdo y exigir igualdad y respeto es el comienzo,  pero no se queda ahí. Tiene que haber una revolucion total: social, religiosa,  judicial y penal con consecuencias aplicadas a aquellos que no respeten el derecho y la dignidad ajenas.

    1. Ivanna Read's avatar
      Ivanna Read says:

      Gracias Beni por su acertado comentario que sirve de complemento a lo plasmado con anterioridad. Comparto su punto, pero entiendo también que las mujeres, que somos las dolientes directas de esta situación, debemos ser más exigentes, las primeras en salir con un YA BASTA! y no callar hasta lograr que todos los pilares de la sociedad se pongan en armonía con nuestra causa. Debemos gestar esa abogacía mediática que presione y obligue a actuar a aquellos que tienen en sus manos el poder de hacer la gran diferencia. Gracias por leerme y por expresar su punto de vista. Saludos.

  4. Addilsa's avatar
    Addilsa says:

    ¡Qué identificada me siento!! Pensaba que era un poco exagerada al pensar así, pero veo que no soy la única. No hay nada tan molesto y asqueante como que un hombre que no conoces te mire como un pedazo de carne andante y peor aún, que crea que es agradable que te diga “piropos”. Compartiré este escrito porque las mujeres necesitamos despertar y darnos a respetar, y los hombres entender que eso es repugnante y de muy mal gusto para las mujeres. Lamentablemente los hombres nunca sabrán lo que se siente eso, porque no lo viven. El acoso también es violencia.

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