Tan insensibles al dolor ajeno que una situación penosa, dura y complicada la convierten en reality show y alimento para los que no hay morbo que sacie su apetito.
Tan sedientos de bondad que un acto de ayuda al prójimo que debería ser común, se percibe como algo extraordinario, fuera de serie, apoteósico.
Tan deseosos de lanzar la primicia que pisan una y otra vez los derechos humanos de los implicados y la privacidad de una familia que ahora no sólo tendrá que lidiar con su realidad, sino también con la que presentan los medios y la que se va construyendo en el boca a boca.
Ta vacíos, tan sensacionalistas, tanto… que duele.
La historia va así, una joven de 17 años, embarazada, desesperanzada y sin ganas de seguir luchando por la vida ve su salida en tirar sus dudas, preocupaciones, miedos y su cuerpo por un puente. Tendida en el asfalto de una concurrida avenida, la sangre empieza a correr y la vida empieza a esfumársele, mientras la criatura que lleva en su vientre se despedía de una luz que nunca vió. Del otro lado de la calle un joven que ha presenciado la escena se desmonta de su vehículo y en un acto de amor al prójimo socorre a la víctima hasta que llegan los paramédicos.
Una acción admirada, aplaudida y respetada por los otros espectadores del lugar, por las redes sociales, por comunicadores e involucrados con la historia, una realidad que demuestra cómo la gente está pidiendo a gritos cosas buenas. Lo triste es que solo las piden pero lamentable no las hacen, porque se han convertido en simple observadores de este circo que quita y pone primeras planas.
Por eso este acto amor al prójimo se ha convertido en noticia, porque hoy lo común es escuchar sobre delincuencia, robos, atracos, guerra, explosiones, fraude y bancarrota, porque ya eso es lo normal, eso no nos sorprende, eso pasa a diario. Algo no anda como debería y no hay que ser un experto para darse cuenta.
En la otra cara de la moneda, al hablar de noticia nos referimos a un hecho novedoso o no muy común, ocurridos dentro de una comunidad o en determinado ámbito. Si socorrer al vecino es un hecho atípico, si salvar una vida al borde de la muerte es poco común, si dejar a un lado compromisos rutinarios y hacer un llamado de socorro es un hecho novedoso, entonces ciertamente algo hemos estado haciendo mal.
“Fueron muchos los que estaban allí y solo él fue quien en vez de sacar su móvil para tirar fotos o grabar salió de su vehículo a socorrer esta joven”.
¡Es hora de despertar! Seamos protagonistas de la historia que queremos, seamos todos la mano amiga que sale a socorrer al vecino, que esto sea la regla, lo común y no la excepción, seamos gente buena. Luis, el héroe de esta historia, nos ha recordado que son esos actos nobles, la buena voluntad y la entrega desinteresada, lo que realmente cambia al mundo.

