A veces nos encontramos con joyas motivacionales que nos sacuden de la silla, esta al final de lo que les voy a contar es una de esas.

 Desde que nacemos estamos en constante movimiento, solo mira al cielo y contempla como las nubes se mueven, o las olas del mar, o el viento que sopla. Giramos alrededor del sol y sobre nuestro propio eje, rotación y traslación recuerdo nos decían en el colegio. El tiempo pasa y sólo nosotros podemos decidir cómo vamos a contar nuestra historia de aquí a varios años, el tiempo pasa y lo mejor que podemos hacer es arreglárnosla para no desperdiciar ni un segundo.

Hace unas semanas tome un examen de nivel para evaluar mi desempeño en el idioma inglés, una de las características de la jornada de casi 4 horas intensivas es que debe ser cronometrada, tienes un reloj en la parte superior derecha de la pantalla que te recuerda el tiempo que te queda para concluir con el ejercicio. Son muchas preguntas y poco tiempo, mi primera estrategia fue esconder el cronómetro, si me hacía de cuenta que el tic tac no me acechaba podría pensar coherente y tener un desempeño exitoso. Error, no ver el tiempo no significaba que no estuviera pasando, al final tuve que cambiar mi estrategia. En las preguntas venideras decidí analizarlas solo lo necesario y pasar a la próxima, continuar sin mirar atrás.

Creo que a veces nos olvidamos que en esta vida también tenemos un reloj que pasa rápido y nos marca cuanto nos queda, el problema es que al tenerlo escondido perdemos la noción y nos pasa como a mí en aquel examen de inglés, duramos demasiado tiempo en una pregunta y se nos olvida pasar a la otra, se nos olvida que el tiempo es corto y las preguntas muchas, que mientras pensamos qué hacer ya otros están haciendo.

“Mientras piensas en arriesgarte alguien ya corre el riesgo, mientras piensas en una decisión importante, alguien ya tomó esa decisión y tiene éxito”.