Aguanta

“Cuantas veces retrocedemos cuando estábamos tan cerca de llegar a la meta”

Esta vida es una montaña rusa, una lotería, una inversión en la bolsa de valores de tus sueños, un trampolín, una encrucijada, un juego de ajedrez con los ojos cerrados. Y a veces parece que todas las puertas se cierran, que nos quedamos sin nada que apostar, que nos hacen jaque. Entonces el camino de regreso se ve tan placentero, se cubre de flores y  ofrece coctel de bienvenida. Y  nos pasa por la mente la loca idea de dejarlo todo y volver a ese lugar seguro que alguna vez nos gusto tanto. Sacar coraje y continuar no está fácil cuando se nos nubla la razón y cada vez que damos un paso aumenta el nivel de dificultad donde aparecen acertijos que no contemplamos en el plan inicial.

¿Y ahora qué? Aguanta.

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Como dicen por ahí, nadie dijo que fuera fácil, solo que valdría la pena. Aguanta porque ya caminaste un buen trecho, aguanta porque nuestra fuerza es más elástica de lo que crees. Y si de repente te falta aire y tienes la sensación de haber subido 100 escalones corriendo, has una pausa, respira y sigue. Si sientes que te ahogas, sube la cabeza, toma una bocanada de aire y aguanta.

Desde hace varios años me acompaña una frase en mi espejo de una atleta profesional, que me recuerda, y cito, “Lo mejor de uno solo sale al llegar al límite”. Así que sacude las malas ganas, la inconformidad, la duda y el enojo con lo que no puedes controlar y aguanta, todavía no te hacen jaque mate. b9b897f3feaa35ad23037a53c7823cac

Mañana puede que recibas una llamada, te llegue un correo o escuches algún comentario y todo vuelva a tener sentido. Y si no, recuerda, no estas solo. Todo puede pasar, la suerte tiende a ponerse a favor de esos que perseveran, de los deciden aguantar y llegar al límite.

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