Me atrevo a decir que una de las décadas que tiene un mayor impacto en nuestras vidas es la de los 20-30, es una avalancha decisiva, emocional, ilusoria y transformadora, donde pasamos de tener muchos derechos a muchas responsabilidades. Carrera, trabajo, familia, amigos, pareja, hobbies, inquietudes, metas, sueños, realidades… son algunas de las cosas que se intensifican en la mochila que cargamos, pero igual la tenemos al hombro y caminamos por una línea que muchas veces aunque planifiquemos se va trazando sobre la marcha. En esos 10 años, y cito a Cortázar con una frase que me gusta mucho “todo es posible, preciso e improbable”. Por eso sentimos la necesidad, el deseo entrañable de vivir cada uno intensamente, de viajar, de asumir compromisos laborales exigentes, de enamorarnos, de hacer cosas por primera vez, por eso a veces nos da miedo porque la lista es larga y de repente llega diciembre y con él un nuevo calendario que nos pide cuentas.

El mio me llegó esta mañana, pasaron por mi oficina y me dejaron un calendario tipo tarjeta que en números rojos gritaba “2015”, entonces casi instintivamente hice una pausa y miré hacia atrás, para conectar puntos, como decía Steve Jobs, para agradecer, para pensar por unos minutos en lo impredecible que es la vida y a la vez en lo importante de planificar entre tanta incertidumbre.

El 2014 prometió y cumplió. Mis 23 años llegaron en una tarde de té al estilo británico, como lo definó el titular de la sección Sociales en el periódico La Información, entre amigas y tocados, le di la bienvenida a un nuevo capítulo de esta historia, poco sabía que unos meses después iba a tener la oportunidad de estar realmente en Inglaterra y tomarme uno de esos famosos tésesitos en los jardines de Kensington Palace (ley de atracción).

Otra cosa que no puedo dejar en esta rendición de cuentas es mi tesis, realidad que supera la ficción, primer trabajo de investigación del Departamento de Comunicación de la PUCMM que incluyó además un módulo de capacitación y sus respectivos componentes respecto al tema escogido: las Organizaciones del Tercer Sector y su relación con los medios de comunicación. Un aporte que siento dejo a la sociedad y que sella mi paso por la Universidad.

Algo que marcó mi 2014 fueron los viajes, la oportunidad de poder expandir mis horizontes más allá de las fronteras dominicanas, nació #diariodeunaviajera donde documento y comparto una filosofía de cara al mundo. Sola, viaje a finales de junio a Londres, una ciudad impresionante, cuna de grandes poetas y pensadores, llena de historia y cultura. Bajo el frio de la lluvia nórdica recorrí a pie, en bus y tren esa metrópolis sin precedentes. Y hablando de lo impredecible que son nuestros planes, la estadía se extendió y continuó en Irlanda, tierra de magia, de verdes praderas y acantilados. Primero Dublín y sus “Pubs”, sus paredes de grafitis y versos, sus puentes con candados de amores sellados, y la gente, mucha gente por la carencia de transporte subterráneo en la zona y luego Aran Islands, unas islitas del otro lado de Irlanda, que para mi sorpresa, meses atrás ni sabía de su existencia, pero luego me enteré que la única forma de acceder es en avioneta o ferry, que son conocidas por sus impresionantes acantilados y los restos de una civilización celta, eso fue suficiente para nuevamente alterar mis planes y dejarme a la deriva en una casita en la cima de una colina con vista al mar y al otro extremos un cementerio de la zona, muy pintoresco, debo decir, inspirador.

Entonces finalmente llegué a Madrid, mi destino final, a la Universidad Complutense, que por todo un mes sería mi casa, un curso que no fue mi primera elección “Medios de Comunicación, Relaciones Internacionales y Diplomacia”, pero que el destino se las arregló para ponerlo en mi lista pues fue la capacitación más acertada, no sólo tomamos clases en la Escuela Diplomática, situada en el Ministerio de Cooperación Internacional sino que también recibimos cátedra de excelentes profesores que utilizaban libros de su autoría como apuntes y referencias, además profesionales en ejercicio. Teoría y práctica concentradas en jornadas diarias de 5 horas. Clases en la mañana, turismo por las tardes, salidas por las noches, y ensayos y lecturas entre una cosa y la otra. Madrid me enamoró, sus calles, sus tapas, sus tragos, sus museos, sus tiendas, sus sorpresas, Madrid se las trae. Estando en España no podía perder la oportunidad de conocerla, así que agregué a la lista Valencia, Segovia, Toledo, Pedraza y una de mis favoritas resultado de ir a la estación de bus y pedir un boleto para el próximo autobús saliente, Granada.

Llego la hora de regresar a mi isla, España me regaló aventuras, experiencias y me regaló gente, Venecia, Angélica, Lorence, gente de esas con las que hice click, amigas de esas que a veces pasan años y no encuentras. Viajar te hace sabio, crítico, pensador, creativo, te saca de la burbuja y abre tus ojos a realidades paralelas.

Septiembre trajo un peldaño importante en mi vida profesional, licenciada en comunicación social SUMMA CUM LAUDE, siempre decía que por trabajar en la PUCMM había tenido que asistir a incontables graduaciones anteriores sería un acto con menos emoción que para la mayoría, mentira, desde el momento que empezó la pieza instrumental de la marcha y empezamos a caminar, con toga y birrete puesto, sentí que se me erizaba la piel, una mezcla de casi 5 años de carrera. Finalmente dijeron mi nombre para subir a recoger el título, todo pasó tan rápido y a la vez en cámara lenta, se me olvidó hasta lo mucho que me dolían los pies por los zapatos altos comprados para la ocasión (ojo: nunca usar zapatos nuevos para un evento importante).

Ese mismo mes inicie un diplomado en Derechos Humanos para comunicadores, mi profesión me exige de cierto modo ser, a través de la palabra, defensora de los derechos y para eso debo conocerlos. Esta capacitación me encontró además con personas admirables que se desenvuelven en el área y han asumido la noble tarea de ser voceros que abogan por una sociedad inclusiva, justa y con las mismas oportunidades para todos.

Y entonces pasó que iniciando noviembre tenía otro ticket aéreo entre mis manos, esta vez a México, al ritmo del mariache aterrizamos en tierra azteca luego de una escala en Panamá. Junto a un grupo de jóvenes talentosos seleccionados por Grupo de Medios Telemicro, inició el trayecto: Televisa, las pirámides de Teotihuacan, Xochimilco, Zócalo, Zona Rosa, bailes culturales, leyendas, tacos muy diferentes a los que había imaginado, mucho limón y picante. México… lindo, llegó sin avisarme y me enseñó su cara colorida, de las artesanías y el folclor, la de las novelas y la tradición. Pero también dejó colar la inseguridad de muchos ciudadanos ante un gobierno impuesto, la realidad de un pueblo que nada contra corriente para no ahogarse en el mar de la delincuencia y el desorden.

2014… contigo lanzamos la nueva temporada del programa radial “Las Nenas” y también meses después hicimos una pausa en este proyecto mediático, me enseñaste que querer es poder pero que también hay que saber hasta cuando querer. Aprendí del amor y la alegría, de arriesgarse, de ganar y de perder. Aprendí de la vida y sus jugadas, que la persistencia es poderosa y que el universo conspira cuando realmente te propones algo. Entendí que la gente no siempre actuará de la forma que esperabas y que eso está bien pues cada cabeza es un mundo. Aprendí que todo saber mejor con una taza de El Café de Milagros, que si tienes una idea debes ejecutarla porque ya alguien en otro rincón del mundo la pensó y está trabajando en ella, que la risa cura y el trabajo bien hecho paga de distintas formas. Aprendí que lo mejor que podemos hacer en esta vida es preocuparnos por vivirla sin nada que nos detenga, a plenitud, darnos por completos.

¿A quién no le gusta el olor a nuevo? el 2015 me guiña un ojo, mucho puede pasar en un año y si la idea es que cada uno sea mejor que el anterior pues déjenme decirles, no puedo esperar a que comience.

Sorpréndeme.